Recuerdo perfectamente aquella época en la que pensaba –¡ingenua de mí!– que el running es aburrido. Siempre había amado los entrenamientos dentro del gimnasio, las clases de step, todo lo que tuviera que ver con el baile, y el kárate. Para mí, correr era la única alternativa posible para los meses de verano, cuando hacía buen tiempo para estar fuera y no me compensaba pagar las cuotas de los centros deportivos.
Sin embargo, también recuerdo perfectamente aquel día en que una desconocida con la que había contactado por Couchsurfing me animó a hacer mi primera carrera de 10 km. ¡TODO CAMBIÓ! Después de un año y cuatro meses de running, quiero compartir con vosotros 10 grandes lecciones que me ha enseñado esta maravillosa forma de vida.
10 lecciones que me ha enseñado la práctica de running
- La lluvia no es una excusa. Nunca lo ha sido y nunca lo será: al principio me molestaba tener que correr bajo la lluvia, pero me di cuenta de que todo cambia en cuanto te equipas perfectamente con ropa impermeable y transpirable. No hay mayor satisfacción que salir a «quemar asfalto» y sentir las gotas de agua en la cara y en las piernas… Y todo se arregla cuando terminas el entrenamiento y te pones unos calcetines secos, o llegas a casa para entrar directamente a una ducha calentita 🙂
- El running se ama y se conoce cada día, y cada sesión de trabajo es única. Por eso creo que es importante dedicarse unos minutos de «preparación ritual» antes de salir: atarse bien las deportivas, concentrarse, preparar la mente, mirarse al espejo y decir: ¡VAMOS!
- Correr en compañía no tiene precio. Me encantan esas carreras con miles de participantes y adoro las sesiones de entrenamiento en grupo, ya sean dirigidas por un entrenador o simplemente acordadas entre amigos. Charlar mientras trotas, compartir tus anécdotas de la semana y retar a tus compañeros. Y en carreras populares, ¡no hay palabras para describir lo que se siente al correr hacia la meta con otras miles de personas!
- Por muchas carreras en las que hayas participado, siempre sentirás ese cosquilleo de nervios la noche anterior. Emoción, ilusión y miedo se mezclan y te hacen sentir viv@.
- Los fines de semana son para entrenar. Creo que nunca he madrugado con tanta ilusión un domingo como lo hago ahora. Salto de la cama con energías, me ato las deportivas y me preparo para una carrera o una sesión de entrenamiento a primera hora… Y el finde se ve de otro color 🙂
- Desde que vine al mundo no he parado de hacer ejercicio y siempre he tenido piernas muy fuertes, pero nunca tan tonificadas como ahora. Me encanta ver los efectos que el running tiene en el físico de las personas, y me encanta comprobar lo que ha cambiado mi propio cuerpo. Como dicen los Perú Runners, ¿quién quiere piernas de modelo pudiendo tener piernas de runner?
- ¡Deportivas a la maleta! Vaya adonde vaya, las deportivas vienen conmigo. Da igual que tenga que viajar por trabajo o por ocio: siempre voy a sacar un rato para salir a quemar asfalto en un lugar nuevo. Además, si puedo, preparo mi salida con antelación y contacto con grupos de runners locales… ¡la experiencia es inolvidable!
- Una ciudad no es tuya hasta que no la has conquistado corriendo. Da igual que hayas nacido en ese lugar, o que conozcas todos sus rincones. Da igual que lleves 30 años viviendo en el mismo barrio o que estés de visita turística en otra ciudad. Nunca conectarás de verdad con la esencia del lugar hasta que no hayas corrido por sus calles.
- No eres mejor runner por correr más rápido, más tiempo o más lejos. Si no te dedicas al running de manera profesional, no necesitas marcas. Lo que te hará mejor runner es tu actitud positiva y tu trabajo constante para acercarte a un mayor bienestar físico y mental.
- Al final, la verdadera enseñanza que te va a dar el running es el auto-conocimiento. No hay mejor manera de explorar tu personalidad, acallar tus pensamientos negativos y mejorar tu autoestima que unos kilometrillos en soledad.
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Un comentario en “10 grandes lecciones que aprendí del running”