Hace unos meses, una amiga mía me recomendó utilizar Busuu para ayudarme en mi proceso acelerado de estudio de italiano. Decidí probarlo y me quedé fascinada con el concepto: después de un registro instantáneo (utilizando mi cuenta de Facebook), pasé a formar parte de una red social con miembros de todo el mundo dispuestos a aprender idiomas y a ayudarse mutuamente en la elaboración y corrección de ejercicios.
Por el momento, están disponibles los cursos de español, inglés, francés, alemán, portugués e italiano, entre otros. Hace poco descubrí que el equipo de trabajo está pensando en incorporar muy pronto el árabe, el chino y el japonés (podéis leer aquí el artículo publicado en El País).
Nada más acceder a la red, lo primero que debes hacer es configurar tu perfil: país de origen, idiomas que hablas (indicando el nivel de destrezas en los mismos) e idiomas que quieres aprender. A partir de ese momento, cada vez que realices ejercicios escritos, podrás buscar a nativos de la lengua que estés estudiando para que te ayuden en la corrección. Obviamente, también recibirás solicitudes de otros usuarios que estén estudiando los idioma que tú dominas.
Después de configurar el perfil, empieza la acción: hay que buscar la sección de idiomas disponibles y comenzar a trabajar con un curso adaptado a nuestro nivel. En mi caso, aunque ya había empezado a estudiar italiano por mi cuenta, decidí que el A1 era un buen punto de partida.
Cada nivel está compuesto por una lista bastante larga de unidades didácticas, compuestas por un apartado de vocabulario, uno de gramática, uno de conversación y uno de expresión escrita (como mínimo). Además, cada cierto número de unidades, hay un examen de repaso de todos los contenidos previos.
Durante los primeros quince días de uso del servicio, todos los apartados son de libre acceso (y se pueden descargar apuntes y podcasts), pero terminado este periodo «de pruebas», la versión gratuita no permite acceso a todos los contenidos. En cualquier caso, la gran mayoría de los apartados de vocabulario y de trabajo online (sin opción de descarga) siguen disponibles.
A medida que el usuario avanza por las distintas unidades de sus cursos, el «jardín de lenguas» (en el que los idiomas están representados por árboles» va creciendo y floreciendo. En todo el proceso, es fundamental ayudar a otros usuarios corrigiendo sus ejercicios, así como «hacer los deberes» cumpliendo las necesidades de cada unidad: hay que completar todos los apartados y hacer los ejercicios escritos para conseguir más puntos…
Una de las cosas que más me gustan de Busuu es el método de trabajo para la conversación: al iniciar sesión, se activa un chat que permite interactuar por escrito o con cámara con otros usuarios. Es decir: para estudiar italiano, existe la posibilidad de buscar usuarios nativos italianos que estén conectados para charlar un rato. ¡Una auténtica maravilla! Al fin y al cabo, estas son las ventajas de las redes sociales…
Durante los dos meses de estudio intensivo de italiano que necesité para preparar un examen oficial, trabajé mucho con Busuu, preparando a la vez unidades didácticas de los niveles A1, A2 y B1. Después conseguí una profesora nativa presencial y dejé de lado la herramienta, pero tengo mi cuenta activa y estoy convencida de que voy a seguir utilizándolo para perfeccionar el italiano y para estudiar otros idiomas en el futuro.
De momento, no me interesa utilizar la versión de pago porque prefiero estudiar la gramática por mi cuenta (con libros o haciendo cursos presenciales) y complementar esa formación con vocabulario, conversación y expresión escrita en Busuu. Ahora bien: cada uno tiene distintos métodos de estudio, y estoy segura de que muchos preferirán unirse a la amplia gama de herramientas que ofrece la versión de pago. Yo no descarto unirme a esa opción en un futuro…
Voy a insistir una vez más: ¡probad Busuu! Os encantará, de verdad.
Imagen: propia (captura de pantalla de mi página de inicio en Busuu).
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