Llevo años intentando comprender por qué tantos y tantos madrileños conducen mal, «cebándose» con los aprendices de las autoescuelas, asustando a los viandantes con acelerones bruscos en los pasos de peatones y haciendo extraños adelantamientos en los que los intermitentes parecen no haberse inventado todavía. Muchos me dicen que no me queje porque en otros […]