Una mañana te levantas pensando: ¡quiero ser monitor/a de aeróbic [o de cualquier otra disciplina de gimnasio]! Después de pasarte días buscando las opciones que tienes para formarte, una en concreto acaba convenciéndote y decides lanzarte a la aventura.
Durante semanas (o meses, dependiendo del tipo de curso que elijas) estudias conceptos teóricos básicos y te preparas a conciencia para los objetivos prácticos que tienes que ir superando día a día. Finalmente, con más o menos esfuerzo, obtienes tu título y empiezas lo antes posible a trabajar en algún gimnasio o centro deportivo.
Con la práctica, la construcción coreográfica se te da cada vez mejor, eres capaz de transmitir mejor tus ideas y de mantener una comunicación eficaz con tus alumnos, pero… ¿Estás cumpliendo los verdaderos objetivos del aeróbic o de tu disciplina? ¿No han quedado ya muy lejos esas líneas de texto que estudiaste para tus exámenes teóricos?
Más de una vez me he topado con instructores que parecen haber «perdido el norte» porque solo se centran en la creación de coreografías bonitas. Pero no debemos olvidar que esta construcción de nuestros bloques y segmentos, aunque pueda ser un fin en sí misma, es ante todo un medio para conseguir unos objetivos físicos y de salud concretos.
Cuando yo me formé como instructora de aeróbic y step, mi material de estudio fue el Manual de aeróbic y step de FEDA, coordinado por Iraima Fernández González, Blanca López Erquicia y Susana Moral González. Podéis acceder a la vista previa de su contenido en Google Books aquí.
El capítulo 3 está dedicado a los beneficios de la práctica del aeróbic y el step, y me parece un texto realmente interesante para ayudarnos a enfocar nuestras clases. A la hora de preparar coreografías y de pensar en la división del tiempo que vamos a hacer entre calentamiento, fase principal y vuelta a la calma, podemos preguntarnos: «Si sé que tengo que lograr estos beneficios, ¿cómo voy a preparar la clase para lograrlo?»
Según los autores del mencionado libro, debemos tener en cuenta unos beneficios sobre el sistema cardiovascular (disminución de la frecuencia cardiaca de reposo, reducción de la presión sanguínea, mejor transporte del oxígeno, etc.), sobre el sistema respiratorio (incremento de la capacidad pulmonar, disminución de la capacidad pulmonar…), sobre el sistema musculoesquelético (más resistencia y densidad ósea, más fuerza en los tendones, etc.), sobre los aspectos psicológicos, y otros beneficios.
Gracias a los conocimientos adquiridos durante nuestros cursos de formación, sabemos que una clase correctamente organizada permite la mejora de la salud física en todas las cuestiones relacionadas con el cuerpo, como ya se ha mencionado. Por tanto, debemos asegurarnos de hacer trabajar todos los grupos musculares importantes, en unas condiciones aeróbicas/anaeróbicas controladas, y evitando ejercicios que puedan causar daños y lesiones en el medio-largo plazo.
Pero también es fácil pasar por alto los beneficios sobre los aspectos psicológicos, en los que tendrá un papel fundamental nuestra actitud como monitores y nuestro trato hacia los alumnos. Queremos que estos aumenten su autoestima, se sientan realizados, mejoren su orientación espacial y disminuyan sus niveles de estrés, entre otras cosas. Por tanto, tendremos que tener un trato correcto, animar, felicitar por los resultados, hacer divertidos los cambios de plano y todos los ejercicios que impliquen un reto a nivel espacial, etc. En definitiva: un buen instructor tendrá que comunicar de manera eficaz, monitorizar, enseñar y dar ejemplo. ¿Has leído ya mi post con consejos para monitores de gimnasio?
Si quieres seguir leyendo sobre los objetivos y los beneficios del aeróbic y de la práctica de ejercicio físico en el gimnasio, puedes consultar estos enlaces, muy interesantes:
- Aeróbic (Universidad de la Rioja).
- Objetivos del aeróbic (Los juegos de Curro).
- Aeróbic recreativo (EF Deportes)
- Aeróbic recreativo para niños (Huelva Fitness)
¡Feliz entrenamiento!
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