Hace poco más de un mes (el 13 de febrero) impartí un taller de Inteligencia Corporal en el centro de bienestar Vidaes, de 90 minutos de duración. Llevaba mucho tiempo con ganas de enfrentarme a un reto así, y fue una experiencia inolvidable. Trabajamos con distintos tipos de material para introducir a los asistentes en este tipo de inteligencia (que solemos tener «dormida»; es necesario despertarla).
¡Despierta tu inteligencia corporal!
El concepto de «inteligencia corporal» es complejo y está bastante olvidado o abandonado en las sociedades occidentales debido a la expansión de estilos de vida que tienen muy poco que ver con la actividad física y la conciencia sobre el propio cuerpo. Pasamos demasiadas horas sentados en oficinas y después «nos enganchamos» a actividades físicas intensas y/o veloces (running, spinning, crossfit, etc.) sin dedicar apenas tiempo a volver a conectar con nuestro cuerpo para redescubrir todo su potencial y sus límites.
A nivel físico, el cuerpo es nuestra principal herramienta para interactuar con el medio que nos rodea, y por ello es fundamental tener una buena conexión cuerpo-mente: de este modo, las «órdenes» del cerebro se traducirán en una serie de acciones deseadas que nos permitirán desenvolvernos con soltura.
En el taller de inteligencia corporal que realicé en febrero, centré toda la atención en el conocimiento de las manos y los pies, y para ello creamos unas pelotas de arroz de tamaño ideal para el trabajo de los agarres.
Mediante ejercicios de propiocepción y técnicas de automasaje, descubrimos algunas claves para «volver a conectar» con nuestras manos y nuestros pies: normalmente no nos damos cuenta de que pisamos con los dedos en garra, y apenas utilizamos las manos para relacionarnos con el mundo que nos rodea. Despertar la inteligencia coporal nos puede ayudar, por ejemplo, a desarrollar mayores capacidades para los trabajos manuales y la creatividad.
El 13 de febrero no solo despertamos los pies y las manos: también utilizamos fitball y esterillas para realizar ejercicios de pilates, yoga y corrección postural que se pueden (y deben) trasladar después a la vida diaria (por ejemplo, al modo en que colocamos el cuerpo cuando trabajamos o cuando entrenamos).
Lo verdaderamente interesante de la experiencia fue la interacción con los alumnos, que en todo momento se implicaron en los ejercicios y compartieron impresiones, dudas e incluso trucos, consejos y ejercicios que habían aprendido en otros contextos y que eran también valiosas herramientas para despertar la inteligencia coporal.
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