Aunque siempre odié la asignatura de Educación Física (considero que está muy mal planteada en muchos colegios e institutos), determinados deportes (como el kárate) y mi descubrimiento del gimnasio supusieron para mí una auténtica revelación.
El ejercicio físico, si está adaptado a las condiciones, las necesidades y las preferencias de cada persona, es casi una panacea: previene enfermedades tan graves como el cáncer, nos hace más felices, desestresa, mejora la autopercepción, ayuda a regular el metabolismo y a combatir problemas de insomnio, desarrolla la creatividad, fomenta el trabajo en equipo, etc.
He tenido la suerte de conocer a muchos instructores de gimnasio que, desde que tenía trece años, han despertado en mí la pasión por el ejercicio y por un estilo de vida saludable. Siguiendo un poco sus pasos, decidí formarme yo también para ser instructora, y es una de las mejores decisiones que he tomado nunca.
En esta sección, hablaré de distintas disciplinas deportivas, del gimnasio, de hábitos de vida saludable, de artes marciales y de comunicación aplicada al ámbito del deporte. Cuando una estudiante de Comunicación se forma para ser instructora, se da cuenta de que estos dos trabajos se complementan mucho más de lo que cualquiera podría sospechar.
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