El pasado mes de octubre visité el Frontón Beti Jai, una de esas joyas del patrimonio de Madrid que recientemente se han empezado a mostrar al público. Merece mucho la pena pasear por este maravilloso tesoro oculto, que en un futuro se utilizará como espacio público y centro cultural.
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Un poco de historia del Frontón Beti Jai
Los últimos años del siglo XIX fueron un periodo de gran popularidad para el juego de la pelota vasca (también en Madrid). Encargado al arquitecto Joaquín Rucoba, responsable también de un frontón de características parecidas en San Sebastián, se inauguró en el año 1894.
El Frontón Beti Jai estuvo en funcionamiento hasta el año 1919, y el edificio pasó a tener diferentes usos hasta caer prácticamente en el olvido. En realidad, es una suerte que la preciosa estructura de las gradas y su decoración se haya conservado durante tanto tiempo.
Su valoración como estructura histórica comienza en 1991, cuando se declara Monumento Nacional. Posteriormente, en 2011, llega su reconocimiento como Bien de Interés Cultural.
En todo el proceso ha tenido un peso fundamental la Plataforma Salvemos el Frontón Beti-Jai, que con su incansable labor de defensa del edificio pusieron el frontón en el punto de mira y lo incluyeron en parte de la conversación pública.
El Ayuntamiento de Madrid adquirió finalmente el frontón en el año 2015. Tras un proceso de rehabilitación básica, se ha abierto al público recientemente para visitas guiadas con grupos reducidos.
Además, se espera que el espacio pase a convertirse en un centro cultural o que se le pueda dar un uso público en los próximos años.
Mi experiencia en la visita
A decir verdad, había oído hablar poco de este edificio histórico y sentía mucha curiosidad por su historia. Había reservado plaza para una visita guiada en octubre de 2020 y tenía muchas ganas de que llegara la fecha prevista.
El cambio de grupos de 10 personas (más guía) a los límites de 6 personas obligaba al personal a realizar visitas más cortas, pero tuve la inmensa suerte de participar en una franja horaria en la que faltaron algunos de los inscritos.
Pude, por tanto, disfrutar de un recorrido precioso, sin prisas, con tiempo suficiente para que nuestra guía asignada nos contara muchos más detalles y curiosidades sobre el edificio.
A nivel estético, no esperaba encontrarme una estructura tan grande y tan impresionante. Hablamos de un graderío que en su momento ofrecía capacidad para 4000 espectadores, y que está decorado con unos patrones preciosos.
¡Merece muchísimo la pena visitarlo! Y estoy deseando ver cómo evoluciona su estado y su uso público en los próximos años. Ojalá pronto podamos disfrutarlo como zona de conciertos, o para exposiciones al aire libre, obras de teatro…
Cómo visitar el Frontón Beti Jai
El Frontón Beti Jai forma parte de la lista de experiencias que se pueden disfrutar mediante visitas guiadas en grupos reducidos, de forma gratuita, en Madrid.
De manera periódica, se abren plazos de inscripción para reservar plaza en estas actividades en la web Reservas Patrimonio.
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