¿Sabías que hay muchísimas formas de usar los peluches en marketing bibliotecario? Los peluches pueden animar a la lectura e incluso despertar el interés por las bibliotecas como lugares de juego y aprendizaje y no como sitios aburridos para los más pequeños.
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El reto de promover la lectura entre los más pequeños
Uno de los mayores retos a los que se enfrentan las bibliotecas es conseguir despertar entre los más pequeños la pasión por la lectura. A día de hoy es muy fácil tener acceso a un móvil, a una tablet o a la televisión, y muchos niños creen que los libros son aburridos.
Por tanto, las bibliotecas pueden parecer espacios poco atractivos en vez de lugares llenos de magia donde leer y llevar prestadas miles de historias a casa.
Y los peluches pueden ofrecer muchas soluciones a este problema. Solo hace falta un poco de creatividad 😉
Peluches en marketing bibliotecario: posibilidades infinitas
Una de las iniciativas más extendidas en el marketing bibliotecario para niños es la «fiesta de pijamas» de peluches. Los niños mandan a su peluche favorito a pasar una noche en la biblioteca, y los bibliotecarios se encargan de hacer fotos y vídeos de los peluches mientras disfrutan con otros peluches y leyendo libros.
El objetivo es asociar el tiempo de biblioteca a diversión, y muchos peques, por imitación, quieren leer y pasarlo bien con los libros al igual que han hecho sus peluches.
Pero hay un abanico casi infinito de posibilidades para los peluches en el marketing bibliotecario:
- Organización de exposiciones dentro de la biblioteca, usando peluches. Se pueden escoger peluches de animales representados en determinados cuentos para atraer la atención de los más pequeños.
- Sesiones de lectura con peluches. Los niños con dificultades para la lectura pierden el miedo y se sienten más a gusto si leen en voz alta a alguien que no les juzgue… Como sus peluches, que pueden sentarse al lado a escuchar con toda la paciencia del mundo 😉
- Talleres creativos con peluches para los niños mayores. Por ejemplo: un mini-concurso de fotografía con peluches dentro de la biblioteca, una actividad para dibujar peluches o, incluso, para confeccionarlos con fieltro y otros materiales.
- ¿Por qué no incluir un servicio de préstamo de peluches en la biblioteca como propone María Benítez? Me parece una idea muy interesante 🙂
En definitiva: el único límite es el de la imaginación. Ojalá empecemos a ver cada vez más iniciativas con peluches en marketing bibliotecario.
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